40º Aniversário da Constituição da República Portuguesa
84 Los retos del constitucionalismo contemporáneo 40.º Aniversário da Constituição da República Portuguesa Colóquio Comemorativo garantizada su normatividad por un órgano constitucional singular y único, de naturaleza jurisdiccional, enuncia y garantiza la efectividad de los derechos fundamentales, articula un completo sistema de fuentes del Derecho y configura un sistema de democracia esencialmen- te representativa. A partir de ese tronco común el paradigma puede declinarse de diversas maneras: Es predominantemente, aunque no exclusivamente, republicano, es unitario en la mayoría de los casos, aunque con la presencia de Estados federales o formas asimiladas, y es, por fin, casi exclusivamente parlamentario. Este paradigma resulta ciertamente ya del propio texto constitucional, pero es carac- terístico del mismo la relevancia de su interpretación por los jueces y, en definitiva, la de sus categorías dogmáticas. Y, como siempre, el medio circundante, la realidad constitucional, también lo ha condicionado y lo sigue haciendo. Con lo que hasta aquí se lleva dicho, quizá quepa ya proponer el calificativo de “clási- co”, para este canon constitucional: Con su característico equilibrio, resultante de un posi- tivismo constitucional compensado por un substrato axiológico, con su clave de arco de matriz kelseniana, con su afán de estabilidad en el diseño de los poderes, con su esfuerzo de moderación en lo que atañe a la economía social de mercado, incluso –¿por qué no?- con su elegancia formal, este modelo se presentaba como capaz de navegar por muy diversos mares, y desde luego por las aguas relativamente calmas que han prevalecido en los últimos decenios. II Los últimos años, sin embargo, que vienen a coincidir con los de esta crisis financiera y económica que no acaba, están poniendo a prueba la imagen casi idílica, recién descrita, de este canon: Nuestras sociedades han resultado empobrecidas o, cuando no, se sienten amena- zadas en su bienestar económico presente o futuro. Y el sistema político se resiente. La democracia representativa, hasta ahora ampliamente admitida, se ve confrontada a eslóganes rotundos del género “No nos representan”, los partidos tradicionales pierden capa- cidad de gobierno en coincidencia con la emergencia de otros, frecuentemente sin capacidad aún de gobierno. Urge la reconstrucción del Estado social, cuando hay que dar respuesta a una crisis migratoria sin precedentes. Etcétera: La lista desde luego podría seguir. A la vista de todos estos síntomas, podría afirmarse que este paradigma constitucional esté fracasando? Yo no diría o en modo alguno así, con independencia de reconocer algunos fracasos puntuales. Tampoco me parece que sea el caso de plantearse lo que a veces se ha enunciado como “el crepúsculo” del constitucionalismo, aun admitiendo que algunas de sus premisas se encuentran cuestionadas. Pero, con independencia de todo lo anterior, ¿se perfilan cambios inaplazables en el canon constitucional que actualmente nos rige, en este constitucionalismo que llamo “clásico”? ¿Se anuncia una nueva época en lo que a la Constitución se refiere? Falta, obviamente, la imprescindible perspectiva temporal, pero, ¿es muy aventurado imaginar un futuro en el que los años que ahora vivimos se desvelen como los del cambio en un paradigma? Yo, de momento, prefiero considerar estos síntomas, acaso de crisis, más bien como otros tantos retos a los que nos corresponde dar respuesta. Los retos, como digo, son varios y variados. Ahora bien, en el tiempo que razonable- mente debe tener una intervención como la presente, me parece de sentido común operar selectivamente. Voy a limitarme, por tanto, a unas breves consideraciones sobre algunos de los
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